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En un mundo cada vez más polarizado y altamente tecnológico, la conexión humana con los demás y con nuestro entorno natural es peligrosamente difícil de establecer. Pero encontrar valor en las cosas que hacemos nunca ha sido tan crucial.
Los medios de comunicación no siempre ofrecen las mejores noticias, y el espacio altamente tecnológico en el que existimos y la velocidad con la que se mueve la información sólo aumentan la sensación de angustia que muchos experimentan.
Debido a las causas y consecuencias del calentamiento global y a una amplia gama de otras desigualdades igualmente devastadoras, puede resultar difícil escapar a cierto grado de desesperanza.
Y es precisamente este sentimiento que persigue a demasiadas personas hoy en día el que se ha convertido no sólo en un motivo de pesimismo, sino también de inacción.
La carga emocional del cambio climático
Comúnmente conocida como ecoansiedad, la carga emocional que el cambio climático supone para las personas ha sido un elemento de preocupación social durante bastante tiempo.
Y aunque todavía es demasiado pronto para hablar de un diagnóstico oficialmente aceptado, es difícil ignorar una realidad emocional tan angustiosa que ha conquistado especialmente a las generaciones más jóvenes.
Este estado emocional es comprensible si pensamos en lo que significan desastres naturales como los incendios forestales, las inundaciones frecuentes o las condiciones climáticas extremas para nuestra capacidad de vivir una vida sana y feliz.
Involucra a los empleados en la estrategia de sostenibilidad
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Además, ese sentimiento de miedo a la catástrofe ambiental no sólo alimenta la incapacidad de tomar medidas en favor del planeta y la sociedad, sino que, de hecho, puede resultar paralizante para otras cuestiones de la vida de las personas.
Pero no hay por que temer, ya que no todo está perdido y, de hecho, nosotros creemos y defendemos firmemente la esperanza que puede llevarnos lejos en nuestro viaje hacia la sostenibilidad, tanto personal como profesionalmente.
Los beneficios de comprender la ansiedad climática
Precisamente porque la impotencia ante la degradación ambiental a veces puede desempeñar un papel protagonista en nuestras vidas, es muy útil comprender este sentimiento.
La respuesta a nuestro problema está, literalmente, en ser capaces de mirar directamente a los ojos de nuestro miedo, reconocerlo, comprenderlo y luego actuar en consecuencia para afrontarlo.
Ser capaces de entender qué es lo que está causando un sentimiento paralizante puede finalmente ayudarnos a desarrollar una mentalidad más resiliente ante un problema tan particular. Pero lejos de sólo pensar diferente, cambiar nuestra mentalidad implica también actuar de manera diferente.
Tomar medidas sostenibles para mejorar la salud mental
Es seguro decir que un aumento de la conciencia climática y emocional es el catalizador perfecto para tomar medidas sostenibles y mejorar nuestra relación con el mundo para hacer frente a sus recurrentes problemas ambientales y sociales.
Pero, ¿cómo se traduce esto en un entorno corporativo, si es que puede traducirse? ¿Podemos construir una cultura de resiliencia ante las acciones y prácticas de sostenibilidad?
De hecho, existen muchos argumentos y ejemplos que ayudan a comprender cómo la construcción de una cultura de sostenibilidad puede mejorar, en términos generales, la productividad laboral, el compromiso y la rotación de los empleados y, lo más importante, el bienestar de las personas.
Cuidar el planeta y la sociedad, comprender lo que podemos y no podemos hacer para lograr el cambio y hacerlo en un entorno colaborativo es una receta para el éxito de la sostenibilidad corporativa.
Utilizar la tecnología para crear una cultura de sostenibilidad sólida
Creemos que los empleados están lejos de ser indiferentes a la participación en esfuerzos sostenibles y, de hecho, buscan la oportunidad de participar activamente y encontrar el propósito de tener un impacto positivo a través de sus trabajos.
Es por eso que a través de nuestra tecnología trabajamos para activar y medir el impacto de los empleados, creando un compromiso que se traduce en mejores métricas ESG, valor reputacional y un impacto positivo para el medio ambiente y la sociedad.
Porque el lugar de trabajo puede convertirse en el entorno perfecto para encontrar ese afán colectivo de marcar la diferencia, tanto por la sostenibilidad y el propósito de la empresa como por una forma de ser más sostenible para todos.
