El Parlamento Europeo ha aprobado la Directiva de Debida Diligencia en materia de Sostenibilidad Corporativa y, aunque aún no es legalmente vinculante ni aplicable a los informes de sostenibilidad de las empresas, es crucial que comencemos a comprender el alcance directo e indirecto de la CSDDD.
Lo que encontrarás en este artículo
En una entrega anterior de nuestras noticias sobre sostenibilidad, hablamos sobre la importancia de comprender lo que significaría la CSDDD para las estrategias e informes de sostenibilidad de las empresas.
Al centrarnos en sus tres características principales (diligencia debida, responsabilidades y divulgación pública), resultó más fácil comprender por qué esta última es tan relevante, así como por qué los Estados miembros se han tomado el tiempo para aprobarla final y oficialmente.
Pero hoy nos centramos en un aspecto diferente respecto a la importancia de las próximas regulaciones de la UE, específicamente en el alcance de la CSDDD; aunque el texto legal sólo se aplicará a un número determinado de organizaciones, su alcance es indirectamente mucho más amplio.
El alacance oficial de la CSDDD
Después de algunos pero significativos cambios, el Parlamento Europeo aprobó oficialmente la Directiva de Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad Corporativa en abril de 2024 con la intención de que entre en vigor en el plazo de 3, 4 o 5 años desde la adopción del reglamento, dependiendo del tipo de entidad.
A continuación se ofrece una descripción general de cuándo entrará en vigor la directiva dependiendo de a quién se aplica:
A tres años de su entrada en vigor, se aplica a empresas con más de 5.000 empleados y más de 1.500 millones de euros de facturación neta en todo el mundo en el último ejercicio financiero. La presentación de informes en virtud de la CSDDD debe aplicarse a los ejercicios financieros que comiencen a partir del 1 de enero de 2028.
Cuatro años después de su entrada en vigor, se aplicará a las empresas con más de 3.000 empleados y más de 900 millones de euros de facturación neta mundial en el último ejercicio. La presentación de informes conforme a la directiva debe aplicarse a los ejercicios financieros que comiencen a partir del 1 de enero de 2029.
Cinco años después de su entrada en vigor, la directiva se aplicará a las empresas con más de 1.000 empleados y más de 450 millones de euros de facturación neta en todo el mundo. La presentación de informes debe realizarse en el último ejercicio financiero que comience a partir del 1 de enero de 2030.
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El alcance indirecto de la CSDDD
Como hemos mencionado antes, fueron pocos pero bastante significativos los cambios que se propusieron y aprobaron antes de la aprobación oficial del texto legal completo del CSDDD o CS3D.
Estos cambios cambiaron radicalmente las intenciones iniciales de la directiva o, para ser más precisos, redujeron significativamente el ámbito de aplicación de la directiva de diligencia debida, centrándose exclusivamente en las grandes corporaciones y dejando de lado a las pymes.
Pero sería ingenuo pensar que la directiva afecta únicamente a dichas grandes corporaciones que están, o estarán, legalmente obligadas a informar bajo el CSDDD tarde o temprano. Pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos del alcance indirecto de CSDDD?
Nos referimos al impacto que tiene la Directiva de diligencia debida sobre sostenibilidad corporativa en aquellas empresas que no están (ni estarán) legalmente obligadas a informar según la próxima directiva.
Sin embargo, dada la naturaleza de la propia directiva, es difícil que no afecte a prácticamente todas las empresas que de una forma u otra trabajan para o con empresas más grandes que efectivamente se ven afectadas por la directiva, es decir, obligadas a informar sobre las cuestiones de sostenibilidad y derechos humanos de toda la cadena de valor.
Además, el alcance indirecto del CSDDD trasciende las fronteras europeas, ya que, en la mayoría de los casos, la cadena de suministro de las grandes corporaciones es internacional.
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En definitiva, el alcance y el impacto indirecto de la CSDDD se refiere a que a medida que las grandes corporaciones comiencen a informar bajo la nueva directiva sobre su cadena de valor y sus prácticas sostenibles, las pequeñas y medianas empresas que de alguna manera trabajen para o con estas últimas necesitarán cumplir con los requisitos de sostenibilidad necesarios para poder encajar en las nuevas normas regulatorias.
En cierto modo, los cambios en el alcance por los que pasó la directiva antes de su aprobación permitirán que las presiones regulatorias de cumplimiento y presentación de informes se quiten de las espaldas de las pequeñas empresas, que tienen menos recursos, pero que aún así se les exigirán indirectamente. un grado relativo de cumplimiento sobre prácticas sostenibles y responsables.
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