Las empresas pueden beneficiarse enormemente de la efectividad de la acción climática y sus políticas, y es todo una cuestión de cooperación y colaboración.
La acción climática viene dada de muchas formas y maneras, pero hay algo que caracteriza su efectividad en especial, y es la cooperación. Cuantos más actores de la sociedad se unen en la lucha contra el cambio climático, más parece iluminarse el futuro de nuestro planeta.
No podemos negar que la colaboración y la cooperación son esenciales para conseguir los objetivos climáticos necesarios como las emisiones netas de carbono, limitar el calentamiento global o proteger la biodiversidad mundial. Solo uniendo fuerzas de manera globalizada podemos conseguir porteger la única cosas que todos tenemos en común.
Cooperación y negocio
Cooperación y negocio
Conceptos como estos dos, la cooperación y los negocios, son dificilmente divisibles el uno del otro. De hecho, es casi imposible imaginar un negocio en el que las personas no colaboren o trabajen juntas hacia un objetivo en común. Casi por definición, eso no podría denominarse como negocio. Pero ¿a dónde queremos llegar con esto?
Si un negocio está basado en la cooperación por definición, y aquello que hace de la acción climática algo efectivo es también la cooperación, entonces la solución para venir dada: utilicemos los negocios para hacer el bien. Por el bien del planeta, la sociedad y de los negocios también.
Y aunque, como hemos mencionado anteriormente, la cooperación vienen dada de muchas maneras, hoy queremos centrar el foco en aquello que nos toca más de cerca: la involucración de los grupos de interés.
Cada grupo de interés juega un papel crucial para el éxito de la organización, pero esta depende en gran medida del bienestar de estos grupos de interés.
Involucrar a los grupos de interés
El ecosistema corporativo es un ambiente complejo pero colaborativo, desde empleados a clientes, accionsitas o la comunidad, es importante y necesario entender y alinear las prácticas corporativas con estas entidades sociales.
Cada grupo de interés juega un papel crucial para el éxito de la organización, pero esta depende en gran medida del bienestar de estos grupos de interés. Por ello, la importancia del alineamiento y un enfoque holístico en las prácticas corporativas es la base principal del éxito del negocio.
Pero en términos de acción climática esto significa que una empresa debe estar completamente enterada del impacto que sus colaboradores o partes de su actividad corporativa tienen en las personas y el planeta. Esto significa pensar a alargo plazo, apoyando a los grupos de interés en su camino, oportunidades y desempeño de acción climática. ¿Pero cómo conseguimos que esto ocurra? Aquí proponemos algunos ejemplos:
1. Todos los trabajos tienen potencial climático
La mejor manera de empezar a implementar actividades climáticas en las empresas es haciéndolas parte del trabajo en sí en primer lugar. Todos los trabajos pueden ser trabajos climáticamente activos si nos empeñamos en ello.. Desde tomar decisiones financieras sostenibles diarias o fomentar la educación climática desde RRHH. El futuro del planeta y la sociedad dependen de muchas cosas, incluyendo las pequeñas acciones en el lugar de trabajo, así que no deberíamos dejar a cargo de estas problemáticas a un solo departamento dentro de la empresa.
2. Devolver a la comunidad
Las empresas se benefician de las comunidades en las que operan, de los accionistas, trabajadores, potenciales clientes etc. De la misma manera que los miembros de la comunidad se benefician de las empresas mediante productos, servicios u oportunidades de trabajo. Estas interacciones solo son posibles gracias a que la salud y bienestar de la comunidad esté asegurada,y por ello las empresas tienen la responsabilidad de proteger a las personas y el medio ambiente en el que mayor impacto tienen. No solo ayuda esto a construir confianza, pero además consigue crear una mejor sociedad que puede asegurar la supervivencia de la empresa.
3. Líderes climáticamente competentes
La sostenibilidad está encontrando su hueco en las agendas corporativas, por lo que parece esencial que aquellos a cargo estén concienciados y tengan las competencias necesarias para dirigir la estrategia corporativa, incluyendo su propósito climático. Aegurar estas competencias dentro de las mesas de dirección puede asegurar que las empresas se mueven en la mejor direccón posible en sus prácticas, no solo en términos del edio ambiente y la sociedad, sino también en términos financieros.
4. Involucrar a los empleados
El público en general parece estar más concienciado sobre prácticas sostenibles y responsabilidad climática que muchas mesas directivas. Su compromiso puede y debe convertirse en un trampolín para impulsar las acciones climáticas adelante. De hecho, según unos estudios recientes, los empleados creen que las empreas deberían hacer más por incluirles en las estrategias y acciones de sostenibilidad como por ejemplo reducir emisiones de carbono. Existe una gran oportunidad para las empresas para crear una mejor y más cercana colaboración con uno de los grupos de interés más importantes, los empleados.
Construir una cultura de sostenibilidad
El lugar de trabajo no es el primer lugar en el que pensamos cuando hablamos de acción social y ambiental, pero nosotros creemos que puede convertirse en un gran aliado para las causas climáticas. El tiempo que nos pasamos en el trabajo durante nuestra vida y el poder de unir a las personas de todo tipo de contextos es lo que hace del lugar de trabajo el lugar perfecto para tomar acción contra la amenaza del cambio climático.
En DoGood hemos desarrollado una herramienta de gobierno corporativo que ayuda a establecer objetivos de impacto ESG. para los empleados en términos de la estrategia de sostenibilidad de la empresa. Mediante nuestra tecnología somos capaces de activar y trazar el impacto de los empleados, fomentando la involucración que después se traslada a métricas ESG mejoradas, valor reputacional y un impacto positivo para el medio ambiente y la sociedad.
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