El nivel al que ha lelgado la crisis climática ha puesto algunos estándares económicos y sociales bajo el punto de mira. ¿Podemos mantener el mismo ritmo y descarbonizar la economía a tiempo para evitar una catástrofe climática irreversible? ¿Puede el decrecimiento ser la respuesta?
Un estudio reciente llevado a cabo por la Fundación BBVA mostraba una sociedad Española tan preocupada por la crisis climática como por el reciente desastre sanitario. De hecho, una gran mayoria de los encuestados reconocían la actividad humana como principal factor del cambio climático, y de manera similar, la mayoría pensaban que nuestro actual ritmo de consumo son un factor acelerados de la crisis.
La discrepancia empieza a palparse cuando hablamos de las medidas climáticas y su efecto en el crecimiento económico. Aunque una clara mayoría (57%) esta de acuerdo en tomar medidas medioambientales incluso si eso requiere reducir el crecimiento, un tercio de los encuestados (33%) solo aprovaría medidas que no afecten significativamente al crecimiento económico.
¿Pero es el actual ritmo de crecimiento y consumo compatible con el desarrollo sostenible? ¿Podemos alcanzar los objetivos del Acuerdo de París si continuamos por el mismo camino?
Las emisiones de gases de efecto invernadero necesitan decaer un 45% en esta década si queremos evitar una catástrofe total e irreversible, pero los esfuerzos globales actuales no parecen estar a la altura del problema.
Alcanzando objetivos climáticos
Volviendo al estudio que hemos mencionado anteriormente, podemos ver como un 96% de las personas estan de acuerdo en la necesidad de acuerdos multilaterales e internacionales que ayuden a abordar la crisis climática. Pero ¿cuál es el futuro de los actuales acuerdos?
Según el más reciente reporte del IPCC no tenemos demasiado tiempo para alcanzar con éxito el objetivo de los 1,5ºC del Acuerdo de París, y la posibilidad de un desenlace climático catastrófico es más que probable Las emisiones de gases de efecto invernadero necesitan decaer un 45% en esta década si queremos evitar una catástrofe total e irreversible, pero los esfuerzos globales actuales no parecen estar a la altura del problema.
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Además, la idea de que las empresas pueden paulatina y pausadamente hacer que todo salga bien para el planeta mientras mantienen un crecimiento económico es una relaidad que se desmorona con cada nuevo estudio científico. Es aquí donde entra en acción la idea del decrecimiento. Aunque no es una idea nueva y lleva siendo considerada y argumentada desde los años 70, la posibilidad del deterioro de nuestra biodiversidad y modo de vida ha vuelto a traer la cuestión sobre la mesa.
Decrecimiento y capitalismo
El decrecimiento no es necesariamente lo contrario o una psotura polarizante frente al capitalismo o la productividad. Sin embargo, se centra en una idea clave de nuestro actual sistema económico que persigue el crecimiento ante todo. Como resultado, y a la vista de la explotación humana y la destrucción ambiental de las últimas décadas, muchos han comenzado a preguntarse si debería el beneficio económico ser el centro de una nuestra organización social, y en cambio han cmenzado a luchar por el bienestar del planeta y las personas.
La premisa del decrecimiento requiere de un cambio radical de perspectiva, asíc omo una reducción del tamaño material de la economía. Ante todo hace un llamamiento para la transformación multilateral de nuestras sociedades de tal manera que asegure la justicia ambiental y una buena vida para todos. Pero añun más importante, el cambio más complejo es el de nuestros valores de cuidado, solidaridad y autonomía para hacer del decrecimiento una realidad colectiva que podemos abrazar.
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Los estudios demuestran que una calidad alta de vida y un mejor bienestar puede sostenerse con menos, es decir, menor energía y un PIB más pequeño.
El cecrecimento en práctica
El movimiento por el decrecimiento no es especialmente popular entre gobiernos y empresas, pero algunos expertos ya empiezan a hablar de esta teoría a nivel práctico, siendo la motivación política y el incentivo económico los únicos obstaculos para el cambio necesario de perspectiva.
En un informe publicado recientemente, los investigadores demostraban varios caminos de decrecimiento que reducian el incentivo económico y parecían menos arriesgados que un crecimiento continuo del PIB y las prácticas de geoingeniería. Además, los estudios demuestran que una calidad de vida alta y un mejor bienestar pueden sostenerse con menos, es decir, menor energía y un PIB más pequeño.
Sin embargo, el estudio se centraba en un hecho muy importante, y es un escenario en el que el decrecimiento no afectaba a la productividad negativamente ni a las personas. Algunas realidades deberían muy rpobablemente desaparecer, como nuevos telefonos móviles cada año o una nueva colección de ropa cada dos semanas, pero ¿supondría esto una gran diferencia para nuestro binesstar?
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En un momento de urgencia para la transformación, no es dificil entender como la salida a esta encrucijada pordría estar en el realineamiento de la soeiedad y la economía para gestionar el crecimiento en un camino de decrecimiento sostenible.
Una solución plausible y justa
Un cambio al nivel de lo que el decrecimiento sugiere es dificil, aunque no imposible. El incentivo político es casi inexistente, y cambiar unos valores tan arraigados a la cultura y estructuras de poder es una tarea muy complicada. Pero la solución puede estar en el cambio que crece de arriba abajo mediante movimientos sociales o iniciativas individuales, por ejemplo.
La comunidad internacional es de hecho la que actualmente esta en la encrucijada derivada de la drástica caida de emisiones durante la pandemia y el rápido regreso de un crecimiento sin precedentes, el cual nos trajo hasta la crisis climática en primer lugar. En un momento de urgencia para la transformación, no es difícil entender como la salida de esta encrucijada pordía estar en el realineamiento de la sociedad y la economía para gestionar el crecimiento en un camino de decrecimiento sostenible.
El crecimiento sin restricciones y la idea de que solo la tecnología más compleja puede sacarnos de las consecuencias de las crecientes temperaturas y la degradación ambiental no es solo falsa, sino que es una peligrosa suposición.
La transparencia abre las puertas a nuevas soluciones
Como mencionaba la Fundación BBVA, casi un 60% de los encuestados tenían un alto conocimiento sobre asuntos ambientales, ¿pero qué ocurre con las prácticas empresariales? Muchas veces las personas se ven a ciegas en lo que respecta a las estrategias e iniciativas de sostenibilidad de las empresas que apoyan o incluso en las que trabajan.
La falta de información y transparencia acerca de lo que las empresas y otras organizaciones están haciendo para dar una respuesta efectiva al cambio climático es probablemente uno de los mayores obstaculos a los que hoy se enfrenta la sociedad. Las personas no pueden luchas por lo que es mejor para el planeta y ellas mismas si no saben que es lo que est causando tanta devastación en primer lugar.
De manera similar, tampoco pueden las empresas gestionar aquello que no miden y no entienden. Porque ser transparente no es solo una externalidad de las empresas u organizaciones para ayudar a crear confianza y reputación; es también un mecanismo brillante de aprendizaje y mejora continua.
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