Según el último Circularity Gap Report (un informe sobre brecha de circularidad), la economía mundial es solo un 7,2 % circular, lo que significa que el 90 % de los recursos se desperdician después de un uso.
El último Circularity Gap Report mostró una realidad que, lejos de ser inesperada, todavía es relativamente impactante dado que presenta resultados muy negativos en el momento en el que más necesitábamos buenas prácticas de economía circular.
De hecho, se muestra como un patrón de circularidad que sigue empeorando cada año. En 2018 la economía mundial era 9,1% circular, en 2020 ese número se desplomó a 8,6% y tres años después, la cifra sigue empeorando.
Esto significa que solo el 7,2 % de los materiales vuelven a la economía global después del final de su vida útil.
Los peligros de la economía lineal
La diferencia entre la economía lineal o circular es sencilla, la primero extrae y utiliza materiales para luego deshacerse de ellos después del final de su vida útil, mientras que la mentalidad circular exige una reutilización de todos los materiales incluso después del final de la vida útil para la que fueron pensados y extraídos principalmente.
Pero esto es solo una explicación muy superficial de lo que diferencia a estos dos modelos económicos. La principal diferencia en la que queremos centrarnos aquí es la de los efectos amenazantes que conlleva la economía lineal en comparación con un sistema basado en la circularidad.
Los materiales y recursos que la tierra puede proporcionar son limitados y, a medida que aumenta la población del planeta y crecen las necesidades sociales y humanas básicas, también lo hace la presión que ejercemos sobre el proceso natural de recuperación que nuestro planeta es capaz de soportar.
Pero aumentar nuestro consumo de materias primas o vírgenes no significa necesariamente una mejor calidad de vida o mejores condiciones para las personas. De hecho, es más bien lo contrario.
Cómo puede la circularidad slavar al planeta
La circularidad es la clave para devolver la actividad humana a los límites seguros de la madre naturaleza, ya que el informe sugiere que debemos reducir la extracción y el consumo de materiales en un tercio. Y aunque suene algo descabellado, es en realidad algo perfectamente alcanzable mediante soluciones circulares.
El informe nos trae cuatro puntos clave a tener en cuenta a la hora de diseñar una forma más circular de hacer las cosas. Estos cuatro puntos se basan en cuatro de los pilares más importantes de nuestra economía global.
En primer lugar, y quizás uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, es la idea de usar menos. El consumo excesivo es una realidad demasiado cierta como para ignorarla, y es una gran parte del cambio climático y la devastación natural.
Revertir lo que ahora se ha vuelto normal es un desafío enorme, y requiere acción individual, responsabilidad y rendición de cuentas al frente del cambio.
En segundo lugar, debemos pensar en ralentizar el proceso de desperdicios, es decir, necesitamos usar las cosas por más tiempo. Los productos y materiales deberían permanecer en la economía por más tiempo si queremos que la extracción de materiales valga la pena.
El concepto de obsolescencia programada ha existido durante muchos años y ha creado una cultura de hacer y desperdiciar que está amenazando lenta pero constantemente nuestro sustento.
Otra gran preocupación es la de extraer y utilizar recursos naturales muy por encima de la capacidad de regeneración de nuestro planeta. Además de usar menos y usarlo por más tiempo, debemos pensar en hacer las cosas más limpias y respetuosas con el medio ambiente.
Por último, pero no menos importante, la economía circular exige un ciclo casi interminable de reutilización y readaptación de materiales en toda la economía. Quizás la idea más conocida y la primera que se nos viene a la cabeza al pensar en la circularidad: devolver las cosas a la economía y reducir al máximo los residuos.
La necesidad de un cambio
Aunque el informe explora ampliamente la circularidad y el estado de esta última en la economía global actual, la conclusión de todo es bastante clara: no estamos haciendo lo suficiente y el cambio debe ocurrir pronto.
En los últimos años, las métricas de circularidad solo se han desplomado y muestran una realidad bastante contradictoria dada la cantidad de información, planes institucionales y regulaciones que han prosperado en estos últimos años, pero cuán poco se ha avanzado en términos de una economía global circular en contraste.
Afortunadamente, ahora que tenemos los números, podemos afirmar con confianza cuánto queda por hacer; es hora de marcar la diferencia, de la acción individual a la colectiva, la circularidad debe ser parte de la conversación.
Para gobiernos e instituciones esto puede significar la aprobación de nuevas y más estrictas regulaciones, para las empresas, puede significar poner la sostenibilidad al frente de los negocios y reinventar su propio modelo de producción.
Para las personas, podría verse como nuevos hábitos, nuevas formas de hacer las cosas, de aprender y de tomar medidas para ayudar a construir una economía más sostenible y eficiente.
El impacto de las pequeñas acciones
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Guía de la economía circular
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