En los últimos años conceptos como la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa han ganado terreno en el ámbito empresarial. Sin importar la naturaleza del negocio, aquello que se denomina como sostenible o responsable, entre muchas otras acepciones similares, parece haber calado en los consejos de administración de las empresas como algo necesario en términos de competitividad y rentabilidad.
Dicho de otra manera, las empresas ya no pueden echar la vista atrás en términos de sostenibilidad.
Y es que la transformación y transición hacia la sostenibilidad es algo inevitable para la supervivencia de cualquier empresa a largo plazo. Pero primero tenemos que entender a qué nos referimos cuando hablamos de sostenibilidad, para llegar así a comprender el peso que esto tiene sobre la competitividad empresarial.
¿De qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad?
Quizás uno de los retos más complejos que atañe a empresas y estados hoy en día es encontrar una definición transversal de la sostenibilidad.
Pero la falta de un marco normativo concluyente para delinear los parámetros de la sostenibilidad no tiene por qué ser un obstáculo determinante en el camino hacía las buenas prácticas empresariales.
En términos técnicos, la sostenibilidad se refiere a que la satisfacción de las necesidades actuales no comprometa el futuro de las generaciones siguientes. Es decir, el progreso debe estar marcado tanto por las necesidades actuales, como por el cuidado y la protección de las futuras.
Se trata de actuar de tal manera que las actividades económicas del presente puedan existir a largo plazo sin comprometer el bienestar social y medioambiental. Asimismo, se trata también de mejorar las condiciones actuales del mercado en su relación con las personas y el planeta.
Sostenibilidad y competitividad
El compromiso con la sostenibilidad, tal y como la acabamos de describir, puede ayudar a una empresa a posicionarse mejor en el mercado.
Es importante recordar que las decisiones responsables no dejan de tener en cuenta los aspectos puramente financieros de la empresa, ya que estos son inamovibles a la naturaleza de la misma. Sin embargo, la sostenibilidad puede convertirse en un pilar fundamental para potenciar lo puramente económico en perfecta armonía con la sociedad y el planeta.
Según un reciente estudio sobre el desarrollo sostenible de la pyme en España, llevado a cabo por el Consejo General de Economistas en España, son varios los beneficios que emanan de la sostenibilidad. Entre los encuestados se encuentran empresas Españolas de diferentes sectores y tamaños que concluyen que las prácticas empresariales sostenibles afectan al rendimiento de la empresa positivamente.
Entre los beneficios, el estudio destaca la mejora de la imagen y reputación empresarial, la satisfacción de los clientes, una mayor motivación entre empleados, o un aumento de ventajas competitivas.
Por su relevancia, estas son algunas de las ventajas competitivas que ofrece a las empresas contar con un enfoque sostenible:
- Innovación y oportunidad: Las buenas prácticas basadas en la responsabilidad social y ambiental pueden ser un factor determinante a la hora de crear nuevas oportunidades. En la implementación de iniciativas con impacto positivo, surgen nuevos retos cada vez más complejos. Pero son precisamente estos retos los que pueden convertirse en oportunidades de mercado; ya sea de tal manera que permitan abarcar nuevos nichos emergentes en el mismo, o atraer inversión de impacto o Inversión Socialmente Responsable (ISR).
- Crecimiento y rentabilidad: La economía está cambiando, y las metas sociales y ambientales son cada vez más exigentes. Las empresas deben hacer frente a la necesidad de rediseñar un sistema económico compatible con la prosperidad de la sociedad en la que operan. Es imprescindible que las diversas actividades económicas se alineen con objetivos de responsabilidad social si quieren asegurar su rentabilidad en el futuro. Además, las propuestas sostenibles pueden ayudar a la eficiencia de toda la cadena de valor, impulsando así el crecimiento económico. Asimismo, la sostenibilidad permite a las empresas a poder optar a financiación socialmente responsable.
- Motivación: La motivación de los empleados es un gran aliado de las prácticas de sostenibilidad empresarial. Un factor determinante que ayuda a que el trabajador realice sus tareas de forma más eficiente al sentirse satisfecho con su trabajo y su contribución en la empresa.
- Fortaleza y confianza: El mercado empieza a considerar la sostenibilidad como algo necesario, y la sociedad no es ajena a este hecho. Un plan de sostenibilidad no solo impulsa positivamente la reputación de una empresa, sino que crea confianza y fidelización entre los diferentes grupos de interés. Además, cabe destacar el fortalecimiento del equipo de empleados al unirse en torno a un mismo propósito y cultura empresarial basada en valores de bienestar social. Valores que por ende repercuten en sus vidas, así como en la sociedad en la que la empresa opera.
No hay un futuro rentable sin sostenibilidad
En los últimos años hemos podido comprobar cómo redefinir nuestra idea de progreso ha cambiado radicalmente el camino a seguir de los estados, empresas, sociedades, e incluso a nivel individual.
El futuro ya no está marcado por el crecimiento económico, al contrario: el crecimiento económico está inevitablemente condicionado por un futuro incierto. Un futuro que debemos proteger y cuidar si queremos asegurar la prosperidad económica, social y medioambiental de nuestras sociedades.
No existen empresas rentables en una sociedad fragmentada y un planeta ajado. Es por ello que la competitividad de una empresa es inamovible de la sostenibilidad y las buenas prácticas.
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